jueves, 10 de abril de 2008

Extrema y dura

El viernes 4 nos fuimos Pato, Charles, NH y yo, rumbo a Malpartida de Plasencia donde habíamos alquilado un bonito apartamento Rural. El apartamento estaba genial y lo más guay eran las zonas comunes que como de costumbre no aprovechamos ya que estuvimos fuera todo el rato, eso si, nada más llegar nos echamos un partido de pin-pon en el que casi me meo por la patiña con la Pato Aventuras. Luego nos fuimos a Plasencia a tomar algo por la plaza y a cenar. Cenamos en Casa Juan un lugar demasiado fisno (típico de comuniones, bautizos, bodas y demás) para nosotros en el que nos echamos una risas con la música (Perales y más) y el ambiente. Eso si Ricky Martín había estado allí que lo vimos a la salida, je, je. Después de eso nos fuimos para el apartamento a dormir ya que al día siguiente queríamos hacer una rutita.

Sábado 5 abril la ruta que vamos a hacer es de La Garganta de los infiernos son 19 kilómetros y se tarda unas 7 horas. La ruta la empezamos en el pueblo del Jerte al lado del río en el puente dejamos el coche, abro el maletero para cambiarme de calzado y mierda!!! me he dejado las botas de montaña en la casa rural y echamos a andar,empiezo el camino llamándome idiota hasta que se me olvidó el tema, menos mal que el camino no está nada mal y no es alta montaña. Al principio de la ruta pasamos por plantaciones de cerezos la gran mayoría de ellos en flor. Una preciosidad ver esos copitos de nieve. Luego nos metimos por un bosquecito de robles pequeños y al paso salieron unos cuantos rabilargos, algún carbonero, gritón y raudo algún arrendajo. Estaba todo precioso de belleza singular. Arriba en el collado Las losas empezamos a descender hacia la garganta de los tres cerros y el paisaje cambia completamente, lleno de piedras grandes rodeadas de espliego, lavanda, retama, alguna encina, un maravilloso cuadro de morados, amarillos y verde, daba ganas de quedarse allí contemplando la maravilla de la naturaleza. Descendemos hasta el puente nuevo, allí hay zonas para bañarse y con el día que hacía era apetecible. Sacamos una fotitos y seguimos hasta la siguiente Garganta del Collado de las Yeguas y en el Puente del Carrascal al lado del río paramos para comer y bañarnos. Teníamos una ganas locas de despelotarnos en ese vergel, nos quitamos las botas (yo las zapatillas), los calcetines y metimos los pies en el agua, Dios mío!! estaba congelada, solo puede dejar los pies 15 segundos en el agua y salieron rojos y ya empezaba a tener punzadas en la cabeza. Mira que yo aguanto el agua fría pero no pude meterme. Después de la comida y el descanso continuamos la ruta. Había muchos buitres sobrevolandonos y alguna águila se dejo ver. Llegamos al puente Sacristán y a partir de aquí ya empieza a haber más gente. De aquí seguimos hacia los pilones que es un enclave natural maravilloso, lo malo que está super masificado, había algún chicos valientes que se metían y tiraban segundos en la heladora agua.
Desde el centro de interpretación hasta aquí (Los pilones) hay una horita andando por eso está tan lleno de gente, pero el resto de la ruta es una gozada. Llegamos al centro de interpretación y a un bar que nos supo maravilloso. De aquí al pueblo Jerte hay 2 kilómetros y pico, y este camino de 40 minutos es el más aburrido además transcurre por una pista de cemento.
A la vuelta fuimos por el valle y por pueblecitos, llegamos a casa y nos dimos una ducha maravillosa. Salimos a cenar al pueblo, Cenamos en la freiduria El contraste muy bien y un chico muy simpático atendía. Era fiesta en el pueblo, los mayores con orquesta en un recito cerrado que parecía una sauna y los jóvenes, todos iguales, difícil de distiguirles, las chicas con sus mini-mini faldas, escotes, taconazos y los chicos los mismos pelos, camisetas parecidas y pegada todos dirección el parque municipal para hacer botellón. Nosotros estábamos reventados y a la 1 de la noche caímos rendidos en la cama.

Domingo 6 abril Nos levantamos a la hora que nos dio la gana. Para recorrer los pueblos del valle de Vera. Paramos en Garganta la Olla, un pueblo turístico que las casas se caen a cachos, unas pocas hay rehabilitadas, entramos a la iglesia para verla y una señora nos dice - subir a ver el órganos que esta restaurado, subimos y vimos que había un cartel que ponía visita al órgano y museo 1€, vimos el órganos de 1700 y pico y decidimos pirarnos la mujer (vestida de gris con aire a la mujer del orfanato) sale disparada hacia nosotros y nos dice
- Que tenéis que ver el museo
- No gracias, la decimos.
Pero es que es 1€ por que hemos rehabilitado la iglesia (y seguía hablando). La dimos 1€ por persona y nos piramos. Vamos a ver el retablo y una mujer nos dice:
- No se puede hacer fotos con flash.
- Vale gracias, no vamos a hacer fotos.
- Sin flash podéis, aunque claro que si las haces con flash tampoco pasa nada.
- Vale gracias
- Si quieres me puedes hacer una foto a mi
- Perdón (dice Charles creyendo que la había escuchado mal)
- Me puedes hacer una foto a mi con la vela, mira que bonita (el cirio gigante de la iglesia)
- Ah, no gracias
- Que si una con la vela aquí, mira que bonita y grande la vela...
Yo no podía más, vaya situación más subrrealista, entra la mujer del orfanato y esta quería salir de allí, tenía ganas de reirme y a la vez estaba nerviosa, intento salir por la puerta que entramos y no encuentro manera de abrirla, todo oscuro, lúgubre, frío y yo histérica queriendo salir, viene la mujer de la foto y nos dice que por la otra puerta que esta esta cerrada. Gracias, me doy la vuelta y voy casi corriendo a la otra puerta. Cuando salgo suelta el aire, respiro, ufff, que mal lo he pasado, solo me faltaba Buñuel, Hitchcock y musiquita y me cago por la patiña, claro que nuestras risas tuvimos. Después nos fuimos a Cuascos de Vera a comer y después al Monasterio de Yuste, que no merece la pena entrar ya que no te enseñan nada, ninguno de los dos claustros ni nada, solo dos salas, la habitación donde murio Carlos V y otra. Una gran decepción. Paramos después en Villanueva de Vera y ya caminito de Madrid.
Un fin de semana bonito en el que nos hemos reído mucho, pateado, comido mucha torta de casar (que delicia) y allí esta a tan solo 2 horas de Madrid, Extrema y Dura.

1 comentario:

sacris dijo...

Jajajajaj, mira que dejarte las botas... pero bueno, luego te recibieron en casa.

Me da pena eso de las casas de los pueblos sin rehabilitar. En el mio hicieron un montón de pisos y chalets en las afueras y ahora el centro está lleno de casas abandonadas. Es una pena.

Ains, ¡pobre mujer! Pero que os había costado sacarle una foto con la cámara digital... ¡con la ilusión que le hacía!